o algo de eso,
tibio y agridulce
se nos cuela a veces
por los pasillos subterraneos
de un recuerdo.
Como una idea
que traga otra idea
y se asoma con brillo opalino
destilando su hastío.
No es angustia
no es miseria
pero su belleza se trepa
por tus desventuras.
Tiene el color de la tarde
tiene la voz de sepia
se nos cuela a veces
por los pasillos subterraneos
de un recuerdo.
Como una idea
que traga otra idea
y se asoma con brillo opalino
destilando su hastío.
No es angustia
no es miseria
pero su belleza se trepa
por tus desventuras.
Tiene el color de la tarde
tiene la voz de sepia
se parece a todo lo que amabamos
todo lo que ya no está en su lugar.
Huele a lágrima de sal
y a plazoleta de barrio
a madreselva enebrada en tus ruinas
con el sol zigzageando entre las hojas.
Ese beso anestesiado de ayeres
condenado a despertar afuera
y mirarte desde la ventana
con las pupilas cuajadas
y la garganta ciega.
No lo busques tanto,
tócalo de lejos
que te evoque un himno
que te infunda un verso
pero no lo bebas
no lo abraces.
Puede arrancarte
todo lo que ya no está en su lugar.
Huele a lágrima de sal
y a plazoleta de barrio
a madreselva enebrada en tus ruinas
con el sol zigzageando entre las hojas.
Ese beso anestesiado de ayeres
condenado a despertar afuera
y mirarte desde la ventana
con las pupilas cuajadas
y la garganta ciega.
No lo busques tanto,
tócalo de lejos
que te evoque un himno
que te infunda un verso
pero no lo bebas
no lo abraces.
Puede arrancarte
lo mejor del pecho
o empujarte al abismo
o empujarte al abismo
de todas las nadas.