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Los peces y las rosas

Los peces, las rosas
y algunas otras cosas
esconden muchas espinas.
Una calle sin esquinas
es una casa sin puerta
Pues la verdad siempre es cierta
aunque la diga un farsante
Y una mentira elegante
puede durar mas de un año
más cuando acabe el engaño
verás que angosto el camino
qué va marcando el destino
para el que vence en secreto;
y es qué el honor es discreto
cuando el amor es semilla,
Pero el que ahora se humilla
se sentará con los grandes.
Por eso nunca te agrandes
espera todas las cosas
por qué los peces, las rosas
y eso que no te imaginas
esconde muchas espinas.

La noche me amaba

Es que la noche me amaba.
Si, la noche.
Pretendía mi beso celeste.
Esperaba que el pueblo se duerma,
escondida detrás de una nube;
como el mar, recostada en el cielo,
vestida de niebla,
cubierta de luces.
Me dejaba mirar en sus ojos
infinitos, gigantescos;
y yo quería contarlos
y yo quería ser bueno.
Es que la noche me amaba
porque entonces mi voz la cubría;
porque yo le decía las cosas
que los otros jamás le decían.
La dejaba cruzar mi ventana,
le besaba la piel
sobre aquella laguna.
Y por eso la noche me amaba.
Si, la noche era mía.
Ya no soy el mismo
pero ella es la misma.
A veces escucho su llanto
y sé que me nombra
y sé que me mira;
no puedo buscarla, lo sé…
lo sé ¡nunca más será mía!
Es que entonces, mis ojos incautos
repetían la luz de la luna
y yo no era este hombre sin alas;
el que hoy se hace tantas preguntas...

¿Para qué quiero esta soledad?


   ¿Para qué quiero esta soledad?
Si cuando quiero estar solo
                me abandona.
Sale de noche, duerme de día.
Cuando quiero estar con alguien
me sofoca,                     me socava.
A veces                        me persigue
y a veces                    se me escapa.
Parece que se esconde
                        y a veces
             parece que me extraña.

Hace tiempo que salté al vació


Hace tiempo
             que salté  
                      al vació.
Ya debería haber llegado.
             Sigo.
                     colgado
                                   del aire.
Sigue el vació esperando.
             Pasa
                   el espacio
                                   con furia
mientras el mundo se afana.

Me late firme en las encías
        el frenesí
                    vertical 
                             de los que saltan.

Implacable


    Se aproxima inminente,
no lo detiene el destino.
Se mueve a sus anchas
sobre el curso inexorable
                de su instancia.
Prolonga su impronta inmediata
hasta mi calma impotente.
Va llenando el vacío indefenso
             que lo antecede.
Las nadas subyugadas
le van cediendo terreno,
dejó muy atrás la lejanía
    para asomarse implacable
hasta los márgenes de aquello
  que alguna vez fuera un límite
y hoy le abre el paso a su sombra.
Va perforando las fronteras
sin detenerse un instante.
           No sé lo que es.
No sé si quiero saberlo.

Me han robado un poema.

Hoy me han robado un poema.
¡Quiero saber quién lo tiene!
¿Habrá caído en las redes
de algún pirata o mecenas? 
Era gris y escurridizo
de ocho versos elegantes,
tenía rima asonante
y le gustaba el peligro. 
Siempre viajaba conmigo,
decía cosas brillantes
yo lo leía en las tardes
y él se acostaba en mis libros. 
Lo vi nacer indefenso,
y resbalar por mi mente;
lo corregí tantas veces
hasta que estuvo completo.  
¡Lo tendrán preso en un sobre
o estará escrito en un gueto!
¿Quién le acaricia sus versos?
¿Quién lo recita en las noches?

No.
Definitivamente no.
No puede ser,
es imposible;
ni se te ocurra,
ya ni lo pienses.
es inaudito, 
no; no lo intentes.
No es buena idea,
nunca lo creas,
jamás lo digas,
ni tan siquiera lo consideres;
no lo repitas, 
no si me quieres.
Sabes que es inconcebible;
no me lo niegues.