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Los causantes

Cerciorémonos con antelación
de las presuntas implicancias
que perpetrar lo nuestro acarrearía.
Vislumbremos si hay un ápice de acierto
en el audaz desacierto
de instigar los mismos actos
que parecían urgentes
y hoy nos delatan.

Empeñado en deshacer indicios
fui proclive a merodear a ciegas
en las afueras de la noche,
a los fines de alterar la escena
y postergar la condena;
mas denodadamente coincidimos
en las viejas formas
de fraguar la tregua.

Nosotros, los causantes,
que cubrimos de dudas las certezas
y arremetimos sin contemplaciones
contra el objeto de nuestras displicencias;
recurrimos a incautar de ausencias
los rezagos de impericia
y en la fuga de sembrar coartadas
dejamos huellas.

Percatémonos del mal que nos aceche
o el favor que nuestro vínculo propicie,
procedamos de manera preventiva
y si acaso al concebir el hecho
advertimos que hay provecho;
pues si hay tanto que ganar, no desistamos
y si hay algo que perder
lo resignemos.