Cuidado cuando te dañen,
no solo siembran la espina,
también te cuelgan un nombre
que pesa más que la herida.
Te llamarán resentido.
Te pensarán testarudo.
Te embarrarán el derecho
de reclamar lo que es tuyo.
Hagas lo que digas,
digas lo que hagas.
Si acaso pides justicia
ellos lo llaman venganza.
Serás el pájaro herido,
ese que nunca se calla;
y cuando encuentres ayuda
tal vez lo llamen revancha.
Cuando te alcance la flecha
perdona pronto al que tira,
que el tiempo suele ser bueno
para ensanchar las heridas.