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El amor no es un simple accidente

El amor no es un simple accidente.
No es andar con el alma encantada
        ni temblar con la sola mirada
de otro ser que se vuelve inminente.
Ha de ser algo más que un ferviente
          juramento sincero y sumiso,
 que al agravio hay que hacer caso omiso
o que al tiempo poner buen semblante.
No es volver con la frente menguante
ni pedirle a la mente permiso.

Es más bien el amor esa lanza
que traspasa el costado de Cristo,
contemplar lo que aún no se ha visto,
y esperar aunque no haya esperanza,
     renunciar a la justa venganza;
perdonar lo que el mundo aborrece,
      abatir el rencor que aparece
para ahogar ese fuego encendido.
El amor no hace nada indebido,
es un árbol que un día florece.