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Ya no me sigas


Tu constancia me abruma
contumaz peregrino.
No sé cómo te llamas
ni de dónde has venido.

Se muy bien lo que buscas
pero no soy tu dueño
yo no puedo tenerte
no soy buen compañero.

No me mires así
con los ojos hinchados;
dejaré que esta noche
te hagas nido a mi lado.

Puedo darte un abrigo
cuando llegue el invierno,
y este viejo collar
que me trae recuerdos.

Te daré un nuevo nombre,
quizás agua y comida,
trataré de ser bueno
pero ¡Ya no me sigas!

Cuando puedas


  Cuando puedas y tengas un tiempo,
si es después o más tarde no importa.
Si ves que se puede, si no se complica,
    un fin de semana o un día cualquiera.
  A la hora que más te convenga
      y un lugar que te sea factible;
 por la noche, por la tarde,
       en tu casa o en la mía.
          Si no se puede, si está difícil,
ningún problema; ya habrá otro día.
    Lo dejamos para otra semana...
 Yo no quiero causarte molestias.

Utimátum




Ya es vox pópuli tu modus operandi,
in extremis fue infraganti.
Tu alter ego quiso estatus
con déficit a posteriori,
mas a priori superávit.
Ergo...¿Quo vadis?
¡Alma máter de mi opera prima!
¿Fue un lapsus, o ex profeso?
¿Fue de facto?, ¿fue ad honorem?
¡Va de retro, y haz mea culpa!
Sine cua non, por motu propio;
de bona fide y sin gravamen.
Idem, no habrá hábeas corpus,
no habemus pax en tu vademecum
ni honoris causa ya en tu currículum.
No in situ, ni pos mortem;
cual via crucis tu memorándum.
Carpe diem ahora,
a grosso modo, es mi ultimátum.


Me gusta cuando ladras


    Me gusta cuando ladras porque estás como alegre,
y me oyes desde lejos y sacudes la cola.
Pareciera que un ojo lo tuvieras manchado
y parece que un hueso te cerrara la boca. 
    Cuando todas las cosas están llenas de calma,
emerges de las sombras hasta la cama mía.
Me destrozas el sueño, te pareces a un karma
y te pareces a la palabra cacofonía. 
     Me gusta cuando ladras, pero estás como artante
y estás como quejándote, y me duele tu aullido
y me gruñes de lejos, y mi pie no te alcanza:
Déjame que te calle con el zapato mío.
    Deja que descanse una vez con tu silencio.
Bájate de la cama, duérmete en el pasillo.
Eres como un coyote, porfiado y testarudo
Tu ladrido es de guerra, tan largo y mezquino.
     Me gustas cuando callas porque muestras los dientes
y te arrojas sobre el patio como haciéndote el muerto.
Una pirueta entonces, una acrobacia bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

Comedido

Ya sé lo que es probar la desazón,
la fría y displicente puñalada,
libar el sorbo amargo del hastío
de aquel que se decía camarada.
Sumido en el ocaso de un convite,
en aras de ser fino y consecuente:
grité ¡vivan los novios! con encanto
y solo hallé el silencio de la gente.

Hundirme en el mantel de la vergüenza
por fiarme del auxilio de un colega,
por ser condescendiente con la escena;
confiado en un respaldo que no llega.
Por dar esa ovación que nunca tuve,
o acaso en el afán de dar la nota,
de pié solté un aplauso prematuro
y sólo me quedé como un idiota.

Atreverse



     Cruzar toda la calle en un pie,
caminar al revés por las vías,
acostarse después de las tres,
levantar una braza encendida.
     Arrojar una piedra al vacío,
escupir desde el borde de un puente,
escalar un armario prohibido,
destapar una Sprite con los dientes.    
     Sumergirse, contar hasta cien
y nadar con los ojos abiertos,
una huella dejar con los pies
poco antes que seque el cemento.
     A los párpados darles la vuelta
y una vela apagar con los dedos,
o pasear por ahí en bicicleta
extendiendo los brazos al viento.    
 Y parar
el ventilador con un dedo,
    y mojarle
la oreja a un gigante
    o pintarle
bigotes a un prócer
    y sacarle
la lengua a un magnate.
Y tragarse un chicle,
para hacerse el loco
y el shampoo enjuagarse
sin cerrar los ojos.
Y jugar con fuego,
y mirar al sol
quemando el temor
de quedarse ciego.



Indigestión

  Algo en mis entrañas se retuerce
como un volcán que ardiente se arrebata,
algo que se inflama entre mis vísceras
y el grito de mis órganos delata.
Algo que me exprime desde el fondo,
que irrita de mi vientre los tejidos,
algo que probé y no fue probado;
algo que el olvido ha corrompido.

Ya no quiero que seamos amigos


   Me arrojaste hacia el pozo más hondo,
  has vertido el veneno en mi boca,
me enterraste una daga en el pecho;
     ya no quiero que seamos amigos...

Merienda Completa


Primero soltó un suspiro,
luego quebró su voz
llevo la taza a sus labios
y hacia la calle miró;
  la lluvia empañaba el vidrio
  que iluminó nuestra mesa
  ella pidió mas café
  Yo una merienda completa.

Yo contaba las tostadas
para saber si alcanzaban,
untaba mucha manteca
y no tanta mermelada;
  pedí cambiarle el lugar
  porque el aire estaba fuerte
   Pero tan solo quería
   tener la tele de frente.

Mi comprensión reclamaba,
con atención la miré,
se le marcaba un bigote
con la crema del café;
   tomo mi mano temblando,
  pestañeaba y balbuceaba
  agonizaba una mosca
  en mi jugo de naranja.

Hacerme el que no me importa,
besar sus manos ansiosas,
ver de reojo el penal
que le regalan a Boca.
  Fingir que no me interesa,
  apretar fuerte los dientes,
  todos se van a las puños,
  y se enfurece la gente.

Algo anda mal, me dijo,
esto no es lo que soñaba,
se humedecieron sus ojos
se enloquecía la hinchada...
  Hay heridas que no cierran,
  dijo cubriendo su cara
  otra oportuna ocacion
  para mirar la pantalla.

Cuanto egoísmo escondido,
ignorar a cualquier precio,
¿a quien se le ocurre hablar
cuando se acaba el torneo?
  Tomó la soda y me dijo
   necesitamos un tiempo...
 ¡Para qué si en dos minutos
  somos campeones de nuevo!


Puedo escribir los versos más locos esta noche

Puedo escribir los versos más locos esta noche.
Escribir por ejemplo: "la noche está en pijamas.

y caminan cancheros los pibes en el centro".
El rey de la noche gira en la pista y baila.

Puedo escribir los versos más locos esta noche.
Yo la quise, de vez en cuando la flaca también me quería.

En noches como esta la tuve en mi auto.
La lleve tantas veces en mi viejo fitito.

Ella me quiso, por ahí yo también la quería.
Como no haber amado sus postres tan finos.

Puedo escribir los versos más locos esta noche.
Saber que no la tengo, pensar que no me ha escrito.

Oír música lenta, más lenta sin ella.
Y me recuesto en la cama con el depto vacío.

Qué importa que en mi face ya no puedo agregarla.
La noche está en pañales y ella no está conmigo.

Eso es todo, en la cocina nadie lava. Yo ni entro.
Mi sed no se contenta con un mate cocido.

Para empeorarla. Un amigo me busca.
Es un ex compañero. Quiere charlar conmigo.

El mismo chabón que llama me debe unas cinco lucas.
Los pesos de aquel entonces ahora no son los mismos.

Ya no la quiero. Posta. Pero cuanto la quise.
On line buscaba descuentos para llevarla a algún sitio.

De otro será de otro. También se llevó mi perro.
El home, la play y la tablet, el dvd de Abel Pintos.

Ya no la quiero. Posta. Pero tal vez la quiero.
Eran tan ricos sus bifes. Y está tan caro el lomito.

Porque en noches como esta me preparaba unos tragos.
Mi sed ya no se contenta con un mate cocido.

Aunque este sea el último saldo que me cargan.
Y este el ultimo sms que le escribo.


Mi última metáfora



Es una pena que vayas a dejarme esta noche,
quedaban tantos racimos en la vid de mi esperanza;
fue este camino tan breve, fueron los años tan bellos;
hoy me siento como el ave que hizo nido en el velero.
Había tantos peldaños en el faro de mis sueños
que mi lerdo corazón no asimila tu distancia;
ahora me sirves café, mientras llenas crucigramas
pero yo sé que te iras, lo anticipa tu mirada. 
No hay maletas en la puerta, ni despedidas, ni cartas,
no te has cambiado el vestido, ni siquiera estas peinada;
pero se bien que te vas, en cuotas fijas te marchas;
más hay fuego ardiendo aun, en la caldera de mis ansias. 
Por eso duele que vayas a abandonarme esta noche,
tú tendrás solo un reproche, mis metáforas baratas;
yo seguiré con mis versos, aunque ya tú te habrás ido;
dejando solo un vacío… 
                                           (En la parrilla de mi alma).