Hoy se agolpan en los atrios de mi esencia
los mismos sueños que se fueron como extraños,
se aglomeran saturados de impaciencia
a merced de la inclemencia de mis años.
Hoy acampan inminetes a mi vera,
son la intrepida legión de lo invisible;
les complace recostarse en la frontera
que separa lo real de lo imposible.
Son los hijos de mis noches de oscitancia,
de mi crédula e insipiente libertad,
de las ciencias infalibles de la infancia;
de mi errática noción de adversidad.
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