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Ya nunca más estuve solo


    Antes me extraviaba en los sentidos,
extasiado de mezquinas pretensiones,
        me embriagaba de sombríos corolarios,
merodeando en los panteones de la ausencia.
    Antes me ahogaba en los pasillos
repitiendo que el amor era mentira,
y en la máquina del mundo me engranaba,
            clausurado de infelices conjeturas.
    Y una vez tocó la puerta de mi noche
y cenamos bajo el claro de una estrella,
     Y por fín mire los ojos de la vida;
  y broté por los regueros de su huerto. 
   Y después me abrió del pecho las cadenas
y me dio un amor despierto de inocencias,
me pobló la huella ardiente de su sombra
   y después ya nunca más estuve solo.